La primera noche - 4ª parte y última (En el Bears)



Y que se suponía que debía contestarle?.
- Sí, pero sólo si lo me ordenas?-, pensé.
Claro que me atrevía a colocarme en aquel artefacto, con las muñecas y la cabeza aprisionadas, quedando esta a la altura de cualquier polla dispuesta a  ser mamada.
Y aún más morbo tendría si me pusiera un pañuelo en los ojos para no ver las pollas a las cuales tuviera que satisfacer.
Otra cosa sería que, una vez puesto, la cabeza no quedara demasiado inclinada hacia abajo, o el madero superior me impidiera moverla o limitara el vaivén de la misma al mamarla.

Me había propuesto follarme en aquella incómoda, pero morbosa posición sobre aquel taburete del Lovers, que acabó en nada. Me había "retado" a que mamara su viril miembro delante del público del Bears, pero lo hicimos en varios de los rincones de la zona de cruising y cuarto oscuro, y sin dejar por su parte de la participación de terceros.
Ahora me tanteaba para ver si me atrevía a colocarme en el cepo, pero sin llegar a incitarme a ello, ni mucho menos ordenarme nada.

Mientras inspeccionaba, acariciando la madera, con las manos le respondí afirmativamente, pero dejando el sí en suspenso, dejando la frase inacabada.

No sé si ello le sorprendió, o le incomodó, pero cambio de tercio, y comenzó a preguntarme sobre mi estancia, los días que iba a estar, si venía sólo o no, donde me alojaba, etc...

No habiamos acabado las cervezas, que me agarró de nuevo de la muñeca y me llevó escaleras abajo, donde continuamos con las mamadas en los diferentes rincones ya conocidos, aunque esta vez no durante mucho rato.

- Me voy a ir ya -, dijo en un momento determinado.
- Si, yo también. Ya va siendo hora.
- Te vienes a mi casa? -, preguntó, para mi sorpresa. No sabía si eso suponía un nuevo desafío.
- No -, le contesté, sin dudarlo, y esta vez, para sorpresa suya.
- Es tarde y estoy cansado. Llevo levantado desde las 5 de la mañana, y he bebido más cerveza de la que estoy acostumbrado-, le argumenté.
- De verdad que no?, insistió, aún sorprendido.
- No, no. No insistas -, dije arrugando las cejas y enfatizando en el rostro las muestras de cansancio.

Si antes con sus claras propuestas no habíamos llegado a nada más que a unas estupendas mamadas, eso sí, no veía yo muy claro que con un simple "te vienes a mi casa? " fuera a resultar algo extraordinario.
Pero aunque me hubiera dicho:"Quieres que te folle allí" o "Te follaré a saco", no me habría convencido, pues si algo tenía claro es que no quería que me follara esa enorme polla. Al menos ese día, pues llevaba acumulado muchos días de desentreno.
Si me hubiera dicho algo como "te ataré, serás mi perrita y harás lo que te diga", tal vez me lo hubiera pensado un poco más. Pero no fué así.

- Acompáñame hasta la puerta de mi casa?-, insistió.
- Que no!-, dije, a la vez que pensaba que, estar en el portal de su casa y no subir una vez allí, con lo voluble que soy. Vamos, no hubiera podido resistir la tentación. A lo hecho, pecho, y pa' rriba.
El tío me gustaba, sin dudarlo, pero prefería dejarlo así, y mantener el buen recuerdo de la noche.
Sus ojos aún mantenían la misma chispa y mirada lujuriosa de primera hora.

No sé porque le pregunté si vivía muy lejos de allí.
Eso parecía una pequeña señal de debilitamiento por mi parte. Como si tanteara que el hecho de tener su casa cerca o lejos fuera a hacerme cambiar de opinión.
- De aquí, un poco, Y en sentido contrario a donde tienes el hotel. Tendrías que volver en taxi,- me explicó.
Y, entonces, aún me ratifiqué más en mi decisión.
No conocía nada de la ciudad. Llevaba solo unas horas. Había llegado al centro, después de una buena caminata, y más bien por intuición. No tenía muy claro el camino de vuelta, aunque había ido tomando referencias visuales.

- Oye!, Si quieres nos podemos quedar aquí, por la noche, entre semana-, le propusé.
- No salgo entre semana-, respondió.
- Acompañame aunque sea sólo hasta el McDonalds,- insistió por última vez.
Le negué con cabeza, con firmeza, pero también con cierto pesar.

En la barra, recogió la riñonera que había dejado al camarero, y nos despedimos.
La chispa en su mirada se convirtió en tristeza.
Salió.

Me quedé un rato más, para apurar la última cerveza.
Me dí cuenta que se había llevado el poppers.
Y aunque casí vacío y muy desbravado, al menos se llevaba un recuerdo de mí.
Marché.

Apenas cinco minutos después, pasaba por delante del McDonalds.
Me dió pena, pues tampoco estaba tan lejos, y eso sí, me pillaba, por lo visto, camino de mi hotel.



Comentarios

  1. Lástima de tío raro, lo siento por ti, espero tu próxima experiencia que te deseo mucho más placentera.

    ResponderEliminar
  2. No lo sientas.
    Lo pasé estupendamente, y guardo buen recuerdo de él y de la noche, pero ocurría que me dejaba siempre con un poquito de ansiedad al no acabar de responder a las expectativas que el mismo creaba.
    No obstante, para tío raro, yo, porque le digo de no ir a su casa ( supuestamente a follar, aunque no lo dijo, y viendo los antecedentes...) a un tío guapo, con un morbazo impresionante.

    ResponderEliminar
  3. Leyendo el post, el comentario de Bisex y tu respuesta, creo que hiciste bien. Sí que ser follado ahí delante de los demás, en la Picota, etc, tiene un morbazo increíble.
    Pero visto las expectativas que te lanzaba y que no llegaba a cumplir, quien sabe que hubiera podido pasar en su casa.....por mi parte y viendo un tiarrón tal cómo describes y Vasco por más inri, también hubiera declinado. 🤫 (bcn1972).

    ResponderEliminar
  4. Lo que pasó ya estuvo bien. Imagina que vive en el quinto pino, se me queda dormido al llegar o resulta ser más pasivo que yo! Quita, quita. Jaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro, mira, tuve un amigo que me comentó que conoció a un Guardia Civil, con una punta de machorro que hechaba atrás.
      Y quedaron, y se comportó cómo pasivo femenino, con medias y bragueta.....

      Así que bien hecho. 😱

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares