¿Quieres que te coma el culo ? - (2ª parte)




(continuación ) ...

- Quieres que te coma el culo?, preguntó Miguel, después de alabármelo.
- Vale !, le contesté, sorprendido, por sus maneras de decir tan directas, cosa a elogiar, pues no se perdería tanto tiempo si todo el mundo fuera así.
- Pues súbete al sling !, sentenció, casi sonando como una orden.

El corazón se me aceleró hasta casi desbocarse. Me quite los slips y las chanclas, que era lo único que llevaba puesto, me subí no sin dificultad al susodicho aparatejo y tras posicionarme con un mínimo de comodidad, con el culito bien dispuesto y las patas arriba bien abiertas, comenzó allí una más que estupenda comida de traseso, o beso negro, que suena más fino.

Mientras yo estaba allí, sin dar crédito a la situación de verme desnudo y patiabierto sobre un sling en un bar de sexo, casi a la vista de todo el mundo, con un tipo buenorro y morboso comiéndome apasionadamente el ojete, uno de los tíos que estaba allí en el bar, el "cincuentón", se quedó junto a la cortinilla, que era lo único que realmente nos separaba de miradas indiscretas.
Sólo miraba, cubata en mano, pero sin decidirse a participar. Esperaba tal vez un gesto mío de invitación para que se aproximara ?.
Esperaba que me diera polla, ya fuera por arriba o por abajo, con permiso del que ya me estaba trabajando, aunque cuando uno está puesto sobre un sling colgante, depende de la inclinación del mismo, la perspectiva cambie para pasar a decir que me diera polla por un lado o por el otro, más que por arriba o por abajo.

Pero no. Se limitó a mirar.

A pesar de estar todo yo expuesto sobre el sling, dilatado y bien lubricado con saliva, estaba más que convencido que, a pesar de tener un buen pollón, y comerme el culo con auténtica pasion, aquel rabaco no pasaría a mayores.

Así que después de ese buen masaje linguo-anal le comenté de bajarme, más que para descansar un rato, que ni yo ni él estabamos, era para estirar las patitas, no fuera a que me pasara como en aquella ocasión memorable, en el sling de la sauna Condal.

Bajé, pedí una cerveza en barra, y tras dos cortos tragos, me dirigí al lavabo.
Y me siguió.
Alli, y juro que mi intención era simplemente la de mear, se me situó detrás mío, esperando, a la vez que acariciaba mi trasero, hasta que una vez alcanzado el objetivo de vaciar la vejiga, se agachó y comenzó de nuevo a comer mi aún húmedo ojete, con el mismo entusiasmo que hacía unos instantes, primero simplemente inclinado yo hacia adelante, luego con una de mis piernas sobre la taza del inodoro, y luego todo mi yo, mismamente, sobre la taza y en cuclillas, y el abajo, obviamente.

Cuando salimos, por aquello de no ocupar demasiado tiempo un lugar de necesidad para el resto del público del bar, ya en la barra continuó, esta vez jugueteando sus dedos con mi ano.
Estimulación desde luego que no me faltaba.
Después de un buen morreo y una mamada por mi parte,- que mejor forma de agradecer- se apuntó el cincuentañero, que hasta ese momento seguía en la esquina observando en primer plano todo lo que ocurría, y tras un breve pezoneo, pude disponer de las dos pollas en mi boca.

Desde luego, la noche estaba siendo más que excitante.
En una de mis incorporaciones, por aquello de ir flexoniando las rodillas, el cincuentero me dió la vuelta, se saco un condón y me folló, mientras me inclinaba hacia delante para seguir comiendo el rabo de Miguel.

Mi follador acabó por correrse, mientras yo, en aquella pose, era el centro de atención del resto de la clientela.
Al final, el asunto decayó un tanto por mi parte. Por Miguel, no, desde luego, ya desde el principio me dijo que podia estar comiendo culo y polla toda la noche, y dejarse hacer.

Pero yo me di por satisfecho, y me marché a estirar piernas, y despejarme de tanta intensidad y excitación.

No estaba muy seguro de querer más sexo, pero aún era muy temprano como para volver al hotel, asi que opté, como solía ser habitual por el Bears Bar. (Ver post: "Deutschland, Deutschland" ).

---

No le rebelé a 'Miguel' que nos habiamos conocido dos años antes, en el Lovers.
Era más que seguro que no se acordara, así que no valía la pena mencionarlo.
Aquella noche, dos años atrás, olvidé su nombre a los pocos minutos de decirmelo, soló que era un nombre vasco.
Cuando entonces escribí el post, volví a recordarlo, pero por aquello de la discreción opté, como siempre, por uno ficticio, Mikel.
Cuando esta vez se me presentó, lo hizo con la versión castellana, muy diferente de la vasca, pero la reconocí, por eso uso Miguel en los dos posts de ahora.

Una aclaración por si alguno los relee.





Comentarios

  1. Al final tuviste toda una experiencia morbosa con los dos tíos en el baño, me extraña que no te acabaras corriendo! Por cierto, a veces no comprendo como la gente se olvida tanto de las caras, por muchos tíos con los que folles... Quizá es que yo tengo memoria más fotográfica, pero suelo acordarme de las caras de todos los tíos a los que me he tirado. Aunque bueno, quizá dentro de X años no pueda decir lo mismo. Mi única experiencia que conté en un sling, me dejó con bastantes agujetas, es normal supongo...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el baño solo estuve con 'Miguel'. Fue en el sling que estaban los dos, aunque uno solo miraba, y en la barra del bar, que alli que me follaron los dos, uno por delante y otro por detras ;-)
      Acordarse de la cara depende de muchos factores, primero de la memoria de uno mismo, evidentemente, pero también de la intensidad del momento, la relación que haya habido, la iluminación del local, el tiempo pasado, etc...
      Fijate que yo caí en la cuenta cuando relacioné, sin pretenderlo, su nombre con su particular modo de actuar, y el hecho que era en Benidorm.
      Muchas gracias por comentar ;-)

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares