El polvo indio (2ª parte) - El durante





Después de haber jugueteado con Antonio, y comido aquel par de pollas del par de tiarrones y de haber sido regado con la leche de uno de ellos, me fuí a dar una vueltecilla para estirar las patas y relajarme un rato.
En la playing room chirriaban las cadenas del sling con el suave balanceo de un solitario ocupante.
Pobrecillo, pensé, si tiene que esperar a que le venga alguien a darle alguna alegría.
Dos espectadores en el cine, la sauna de vapor extrañamente vacía.
Algunas miradas, algunos toques, algunas posibilidades.

Caminando de vuelta al cuarto de los slings para ver si algo habia cambiado en la suerte del usuario, un saludo subiendo a media escalera interrumpió me ensimismamiento.

- Hola, a donde vas?,- me preguntó una voz con tal desparpajo.
- Pues mira, dando una vuelta-, le contesté yo, creo que amablemente, mientras comprobaba la naturaleza del tipo en cuestión.

Era un chaval, vaso de cerveza en mano, que bien podría rondar los 25 años, o poco más, sudamericano sin lugar a dudas por acento y aspecto, delgado, moreno, sin vello corporal y cabello lacio de flequillo recto, muy al estilo que, al menos yo, relaciono con los indios amazónicos.
Sus rasgos faciales, claramente nativo de aquellas tierras, no desprendían la dureza de los Andes, sino más bien evocaba los suaves meandros del gran río.

- Que te gusta?,- prosiguió, de manera tan clara como directa.
- Depende, un poco de todo-, respondí, vacilando un poco. No todo lo que me gusta lo hago con cualquiera, y menos sin saber de los gustos ajenos, y hay cosas que aunque no me gusten especialmente, puedo llegar a hacerlas, sin muchos problemas, dependiendo de la situación y del partenaire.
Aunque esta explicación no se la dí, iba incluida en la palabra "Depende".

Me miró como divertido.
Toco el pelo de pecho, que por aquellos días lucía abundante, palpó mi culo, cual fruta en el mostrador del super, y emitió un sonido de aprobación.
- Mmm..., vamos a una cabina?. Tengo ganas de follarme un culo,- exclamó, con la misma desenvoltura que antes.

Bien podría haber dicho "tu culo", pero dijo "un culo".
Podría haber sido el de cualquier otro, pero el mío debía pasar el mínimo de sus exigencias, por lo visto.
Accedí.

- Ponte a cuatro patas sobre la colchoneta,- ordenó, más que sugirió.
A estas alturas sus maneras tan sueltas ya no me sorprendían.
Y yo que soy un "mandao" así lo hice.

Volvió a palparme el trasero, esta vez gozando sin dudar de un primer plano.
- Ábretelo-, dijo, mientras comenzó a hacer un ruidillo que identifiqué con el rasgado del envoltorio de un condón.
Así era.
Sobre su polla, más bien de tamaño pequeño, comenzó a extenderse el preservativo, que si bien le bailaba en la punta, de la base se le mantenía firme.

Escupió sobre mi culo abierto y hambriento, y comenzó a follarme sin apenas dificultad.
Eso es lo que me gusta de las pollas pequeñas.

Y folló y folló, y siguió follando.
Así me tuvo un buen rato.
Rápidos movimientos pélvicos. Un mete y saca continuo. Un placer infinito.

En medio de embates soltó:

- Qué, te lo esperabas?.
- Pues no,- respondí, para que mentir.
- Eres sumisa? -, continuó, así en femenino, supongo que para hacerse más el machote.
- Ante un buen macho, a tí que te parece-, le dije, para no disminuirle el ego.
- Date la vuelta-, ordenó, y así hice, poniéndome patiabierto y boca arriba para que pudiera continuar follándome, esta vez de cara.
-Te gusta, eh?-, continuó gallito y muy satisfecho.

Cuando se cansó de la jodienda, sacó el rabillo de mi alborozado trasero.

- Anda, chupa !, ordenó resueltamente.
- Hum... - pensé para mis adentros. No había mucho que chupar, y encima tenía un sabor insoportable a látex del condón, cosa que me repugna bastante.
Luego, después de mucho rato y aún habiendo bebido algo, sigo teniendo ese olorcillo impregnado en la nariz.
Pero chupé con decisión, pues el polvazo recibido y lo que pudiera venir después bien se lo merecía.

En una pausa para encajar la mandibula, con cara de espectación, preguntó:

¿Quieres que te mee?.

(Continuará)...


Comentarios

  1. A mi tampoco me gusta ni el sabor ni olor a latex del condón por eso siempre llevo caramelos de menta...

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    1. Al condón y lubricante hay que añadirle ahora los caramelos de menta.
      No es mala idea ;-)

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  2. Otra vez que me dejas caliente y palote...
    Me ha gustado mucho, como podrías observar por ti mismo... No tardes en concluirlo... Esa meada promete...

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    1. Bueno, la tercera y última partes ya están escritas.

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  3. Joder tío! He leido toda la entrada con una sonrisa en la boca! Voy a por la parte siguiente!!! ;)

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