¿Quieres ser mi hembrita?




- ¡Que raro!- pensé.

Que poca gente para ser principios de mes y además dia de la crisis, que es más barata la entrada.
En parte ya me iba bien, pues mi intención era la de mostrarme contenido, pues no iba con el empeño de comer pollas a destajo, algo que llevaba consiguiendo ya una buena temporada.

Tras cambiarme y ponerme los nuevos paños morados, que aunque algunos digan que destiñen y te deja el culo rosa, cosa que no he podido corroborar de momento, me parecía todo un acierto y al menos daban la sensación de nuevos, me lubriqué el ojete del culo y me fuí a dar el primer paseo de rigor.

Y ya al intentar entrar en el cuarto oscuro, tras la primera revuelta, una pared de carne me impidió seguir.
No veía todavía nada, por lo que no sabía precisar si sólo era un embotellamiento, como los que a veces se producen en los pasos estrechos, y más allá no había nadie, o si realmente estaba todo lleno de cuerpos libidinosos.

Sólo sentía gemidos en primera linea, y al intentar pasar entre la masa de gente, para dejar a estos a su rollo e ir yo más allá a ver, o mejor dicho, sentir lo que se cocía,  recibí un manotazo, que fuera de quien fuera y pensara lo que pensase, a ciencia cierta que se trataba, por su actitud, de algún gilipollas.
Me dí la vuelta y me fuí.

- A tomar por culo!- pensé. Porque no le había visto la cara y no sabía quien era, pero de saberlo, que no me viniera luego con tontadas para que le mamara la polla, como otros hacen, que primero te desprecian ya sólo con la mirada sin ni siquiera tú haber dado muestra de interés por el personaje en cuestión, y cuando no se han comido un rosco, vienen detrás de uno.
Anda ya !, y que lo mame su puta madre.

Me subí a la play room, y allí un tipo de cuerpo delgado, estirado boca abajo sobre la colchoneta del camastro, era acariciado por otro, que suave y delicadamente paseaba su mano por la espalda, nalgas y piernas del tumbado.
Otros dos tipos observaban la escena. Un oriental, que lo primero que pensé fue que era japonés y un grandullón, del cuál solo me fijé en sus dimensiones.

Me acerqué a mirar a la suficiente distancia para que los observadores pudieran pasar a una hipotética acción conmigo, si así lo deseaban.
Y en segundos tenia al grandullón acariciándome el culo y acariciando mi nuca con su aliento, a la par que desde atrás comenzaba a juguetear con mis tetillas.

El japo, todo resuelto, decidió intervenir acariciando y pezoneando, sin ningún tipo del tradicional recato que se les supone, cosa que me sorprendió enormemente.

Cerré los ojos, relajé mi cabeza inclinándola ligeramente hacia atrás, apoyándola sobre los pectorales del grandullón.
Cuando al cabo de unos segundos los volví a abrir, el que acariciaba al tumbado se había unido al grupo del japo y grandullón, y varios tipos, a cierta distancia, observaban, por mera distracción, morbo o esperando tomar una decisión y tomar partida.

-¿Vamos a una cabina?- me sorprendió por segunda vez al decirme el japo en un claro y perfecto castellano.

Meneé la cabeza en sentido negativo, por lo de siempre, pero apenas tuvo que insistir una segunda para que yo accediera.

Dos palabras más camino de la cabina, me dí cuenta que ni era "japo" ni oriental en sentido estricto.
Si de raza, pero no de nacionalidad.
Era un nikkei, un nipo-peruano, descendiente de la inmigración japonesa al Perú.

Estuvimos de pie, tonteando un rato, acariciándonos, besándonos, sin faltar una chupadita de polla por mi parte y una minimamada por la suya.

-¿Siempre eres tan dulce?- me preguntó mientras nos tumbábamos.
- Supongo que sí - le respondí, dudando de mi respuesta.

Seguimos tonteando, entre una batería de preguntas, en el que básicamente el entrevistado era yo.
-¿Como te llamas?, ¿Vives aqui?, ¿Tienes pareja?, bla, bla, bla...

- Bueno!, exclamó de repente, quedándome yo a la expectativa de lo que fuera a soltar a continuación.
- Es hora de follar !.Ponte boca abajo!.

Sonreí y así lo hice.

- Eres estrecho!, dijo sorprendido.
- Pues si.
- Y eso?.
- Cosas que pasan. O más bien que no suelen pasar -, pensé.

Cuando estoy mucho tiempo sin que me follen, los esfínteres anales vuelven a su elasticidad habitual, que es más bien poca.
Cuando hay cierta regularidad, suelo ser más follable.

Por suerte en aquella ocasión, el tipo tenía una polla delgada y tirando a pequeña, con la cual, a pesar de mis limitaciones, no le costó nada entrar y comenzar a echar cuatro polvos, aunque tras ellos, quiso que me diera la vuelta boca arriba.

- Así entra mejor- comentó.
No le faltaba razón.

Cuatro embesticas más tarde, y sin por ello detenerse, me preguntó:

- ¿Quieres ser mi hembrita?-.
- Me gustaría tener un culo fijo al que follar. Y podríamos quedar habitualmente en algún sitio -.

No hace falta decir que la idea, aún sólo el hecho de pensar en ello, me entonó y puso de un calentorro subido. Siempre me ha seducido ser la "putita", "perro","esclavo", o "sumiso" de alguien en el sentido de ser su objeto sexual usado a su placer y antojo, con las connotaciones, limitaciones o condiciones que pueda llevar cada término.
De hecho, aunque parcial y limitadamente en el tiempo, ha llegado a ser una fantasía conseguida.
Actualmente resta como un morbo latente.

Pero estaba seguro que me lo decía simplemente para ponerme cachondo.

- Ya veremos -, le contesté. Apenas te conozco todavía.

Y a pesar de mi respuesta, usé la idea para calentarle a él y hacer un poco de teatro.
- Macho, machote, fóllame el chocho como a una puta, tu puta- bla, bla... y estas cosas que se dicen.
- Te gusta, eh?, sigue, sigue, macho mío...-

Evidentemente fue cuestión de minutos que acabara corriéndose.
Yo no quise, y me contuve a pesar de lo perra que estaba.
No hacía nada que había llegado y aún quedaba tarde por delante.

- Eres mi segundo- me dice cuando ya estaba listo para marcharse.
- Tu segundo qué?- pregunté.
- Con el que estoy hoy, llevó aquí un par de horas, y con el primero casi me peleo.
- Que pereza !, pensé.

Me fuí a duchar.
Y a ver que me deparaba el resto de la tarde.

( Junio 2015 )

Comentarios

  1. Me ha gustado mucho este pequeño relato Perro Bcn. Ha conseguido que me haya corrido a gusto a leerlo.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Morbosa historia perro. Hay muchos tipos como el japo que les va ese rollo, el de tener un culo más o menos fijo para follárselo en los ratos que puedan. Lo malo es eso, que sueles ser su culo fijo cuando ellos pueden y les apetece, no cuando a ti te apetece. Pero imagino que al irte el rollo sumiso no debe ser un problema ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El problema estaría en tener el tiempo para estar disponible en cualquier momento.
      Para eso se ha de estar libre de todo tipo de compromisos, o tener los menos posibles.
      Y eso muy pocas veces ha ocurrido. :-(

      Eliminar
  3. Nikkei? Eres experto en denominaciones de inmigrantes o lo has buscado en google?
    Relato corto, rápido pero como siempre entretenido.
    Aunqué me gusta la humillación y sumisión personalmente nunca me ha gustado me hablen en femenino.
    Bueno espero no tener que esperar mucho en tener más que leer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para nada, pasivo psicótico. De hecho, creo que no soy experto en nada. Y eso es muy triste :-(
      De la existencia de la inmigración japonesa tuve noticias cuando Fujimori llegó al poder en Perú, pero no fue hasta encontrarme uno en la sauna que me dió por saber se le había dado algún nombre en concreto y poder usarlo aqui en el blog con corrección, para evitar malinterpretaciones o resultar ofensivo. Claro que busqué en internet, y de hecho en la palabra nikkei y el inmigración japonesa incluyo dos enlaces, por si alguien se interesa.
      Particularmente la cuestión que me hablen en femenino tampoco me gusta, pero tampoco me supone un límite o algo intolerable, y dentro de el momento "adecuado", si se da, lo tolero. ¿Que podría hacer si así se siente el otro más machito? ;-)
      Gracias por comentar.

      Eliminar
  4. Un delicioso relato para poner a volar la imaginación. Sinceramente, me has puesto bastante cachondo.

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado como siempre!! Que bien describes con pocas palabras toda esa verborrea de esos supuestos machotes buscando "su hembra ". Yo los detesto... Son siempre falsos, se autoengañan a ellos mismos...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Julio !
      Para bien o para mal, existen, y tenemos que convivir con ellos :-s

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares