"Naked Party", en el Querell de Torremolinos






Sí,
Decir que me veía como un chimpancé en medio de un casting de actores para una peli porno gay no era exagerar.
Así me sentía.

Pero no por ello me iba a ir con el rabo entre las piernas.
Y si boca o culo no cataban nada, al menos disfrutaría de las excelentes vistas, que para algo había pagado mi entrada con consumición incluido, y encima me había despelotado.

Así que comencé por descubrir el local, cerveza en mano.
Lo primero que obviamente uno se encuentra son las taquillas donde cambiarte, y luego ya uno pasa a la zona de bar propiamente dicha, desde la cual unos peldaños dan acceso a un pasillo, a lo largo del cual, a banda y banda se van distribuyendo las demás estancias.
Os dejo aquí el link al interior del local, donde se aprecian los detalles.
A resaltar que en estas fotos hay la luz suficiente para hacerlas, pero yo casi fui adivinando casi a ciegas que había en cada sala, ya que la luz, dentro de ellas, realmente era mínima.

El desfilar de la gente, entrando y saliendo de las habitaciones, y por el pasillo, era bastante animado. Pocos se paraban con alguien en algún rincón, y casi todos parecían buscar a alguien que no encontraban.
Me sentía transparente, cosa que en fondo agradecía antes que sentir miradas de rechazo.

Solo Juan estaba, de tanto en tanto, al acecho, pillándome en varios sitios y poniéndome caliente con sus tocamientos de pezones, y con sus insinuaciones.

- Te voy a convertir - me amenazaba y decía, con cierta malicia. pretendiendo que me lo follara.

Y aunque no me apetecía en absoluto hacer de activo, varias veces estuve a punto de sucumbir.
Cuando no estaba por mí, a veces me lo encontraba intentando hacer algo con alguien, y en varias de las ocasiones dispuesto sobre una colchoneta, con el culo en pompa, esperando caritativas pollas que le follaran.
Nunca me he atrevido a ponerme así, pero no por falta realmente de ganas, pero me da mucho apuro que se me cepille alguien, primero sin condón y luego con polla de tamaño extra para mi estrechillo culo, aparte de las pocas artes que tienen alguno para follar, que se piensan que esto es un simple mete y saca, pim, pam y ya está.

Pasó el rato, y con ello me pareció que se había normalizado el público.
Eso, o yo que me había acostumbrado.
No había tantos tipos altos, supongo que extranjeros, que salen antes y se recogen también más temprano.
La gente era más "normal", tampoco mucho más, jeje.. pero al menos no me hacía sentir tan solo.
Curiosa sensación entre tanta carne.

Ví por ahí un sumiso, para nada mejor de aspecto que yo, agachado a los pies de un tío macho, de aspecto duro, más fuerte que especialmente musculado.
Tengo esperanza pues.

Alguna mamada fui recibiendo de algún tipo arrodillado o agachado con lo que me iba encontrando, o a veces tropezando, y alguna mamada dí cuando hacía lo mismo, pero estas solían ser breves, de paso.

Poco más tarde, ví como el sumiso de antes, le comía el culo al amo en una de las salas con colchoneta. Me acerqué  al sumiso digamos que se le "escapó" la mano, comenzando una paja mientras no dejaba de atender a sus obligaciones.
Otro tipo, bien machote, se nos acercó cerveza en mano, poniéndose a mirar muy de cerca, y le metí mano, palpando una buena polla y unas buenas pelotas a juego.
El tío se dejó, así que decidí desprenderme del sumiso y amorrarme al recién llegado.

Mientras le mamaba, una de sus manos me cogía de la nuca para marcar el ritmo, y la otra, de la barbilla, para precisar el folleteo.
Para evitar el desencaje de mandíbula, me líe un rato a lamerme los huevos.
Y fue cuando se emocionó, aplastándome la cabeza contra ellos, y con ayuda de una autopaja, acabó corriendose... en el suelo.
No estuvo mal.

Me entré sed, pedí mi segunda cerveza y seguí paseando un rato, y aunque había menos a medida que pasaba la noche, seguía quedando bastante.
Me emocioné al ver a un tipo quieto "periplantao", desnudo, evidentemente como el resto del personal, en la entrada de una de las salas, con una capucha de piel en la cabeza, que le impedía ver nada.
Me hubiera cambiado por él.

Pero, después de quedarme un buen ratillo mirando a ver si alguien interactuaba con él, y viendo que no, seguí con mis paseíllos.

Estaba siendo una noche plácida.
Buenas vistas, abundante morbo, rolletes sin mucha historia y una buena follada de boca.
Todo sin premuras, en un ir haciendo sin más.

En uno de mis paseos entre las distintas salas, al entrar hacia el fondo de una de ellas, desde la sombra más oscura, unas manos me detuvieron, no se bien si para evitar chocarme de frente o porque realmente me quería palpar el pecho y, ya puestos, los pezones.
Hice lo propio y toque una piel tersa y fina, unos minipezones chiquitos pero duros, diría que hasta graciosos.
Se los mamé suavemente, por si acaso fueran demasiado sensibles y procurando poner toca la delicadez y sensualidad en cosita tan rica.
Sentí sus gemidos de placer. Le gustaba.

Bajé mis manos en busca de su polla, que para mi sorpresa se trataba de un buen pollón, grandota, de tacto suave y esponjosa, pero dura, dotado a cada banda de unos huevos bien mondos y lirondos.

Aún así, a boca de tan exquisito manjar, seguí centrándome en sus pezones, que lamía con suaves toques de lengua, que poco a poco fue dirigiendo hacia su axila izquierda, y que tras comprobar que también le gustaba, me deleité en darle unos cuantos lametones.
El mismo ceremonial seguí partiendo de la otra tetilla, con la otra axila, y en cuyo viaje de regreso, mi húmeda lengua pasó por su cuello, acariciando su nuez.

Pasé a la ansiada polla, que comí con tanta delicadeza como con determinación, largo y tendido, pasando alternativamente a los huevacos, mientras sigo acariciando en todo momento su delicado, delgado y suave cuerpo.

Prácticamente estaba realizando una multiestimulación buco-manual de tetillas, piel, rabo y huevos, con caricias, presiones, mamadas, besos, mordisquillos y lametones, o en otras palabras, le estaba haciendo el amor allí de pie, apoyados en la pared, desnudos, en la penumbra de una sala que ardía y olía a sexo en todos sus rincones.

Al cabo de un buen rato de concienzudo trabajo y dedicación, me hizo levantar, girándome de espaldas a él, mientras se colocaba un condón en aquella preciosidad de polla.

Y me intentó follar.

- Nen !-, pensé, estoy caliente como una perra, pero todavía no abierto.
Obviamente, sin ningún trabajo de relajación y estimulación anal, mi culillo, estrecho de por sí, solo se abría muy a medias, y la postura de pie, para empezar, tampoco facilitaba la apertura

Se la tuve que sacar, gritando yo de rabia.
Un corto y pequeño grito de rabia contenida.

No dijo nada. No oí nada.
Sin hacer ningún gesto por sacarse el condón, parecía esperar.

Aquello no podía quedar así.
Sin lubricante a mano, tuve que recurrir a ensalivarme ligeramente el ano, para intentar llevar con éxito la siguiente intentona.
Me incliné hacia adelante, formando una L, dirigí su grueso cipote hacia la entrada de mi agujerillo, y poco a poco, con tranquilidad y paciencia por su parte, el rabaco fue penetrando sin dolor alguno.

Y empezó a follar, a un buen ritmo, y yo a pajearme viendo la gente pasar al final del pasillo, y como miraban de donde podían proceder los gemidos que profusamente emitía.
 - Dios, que gozada !.

Evidentemente, entre el bombeo en mi culo, la paja, el morbo y el calor reinante, no tardé mucho en dar salida al fuego que llevaba en mis entrañas, y desparramé mi abundante y retenida cálida leche.

No podía por menos que darle las gracias al buen mozo por aquel momento tan intenso.
Pero el chaval, o era sordo, mudo o no me entendió, porque no emitió sonido alguno.
Debía ser extranjero.

Cuando lo ví a la luz del pasillo, era tal cual me lo había imaginado
Un tío de unos treinta y pocos años, piel clara, lisa, sin rastro de vello alguno, formas ligeramente marcadas sin llegar a estar fibrado, de sonrisa agradecida y con el añadido de ser guapete.

No busqué nada más.
Me dí unos cuantos paseillos más mientras acababa la cerveza y me volví a la pensión, fresco, despejado, feliz, contento y bien 'follao' !.
Que más podía pedir a una noche que no pintaba nada bien.

Al día siguiente, en una nota que salía en el blog del local, ponía: "Tras una noche genial, queremos dar las gracias a los 97 chulazos de anoche, lo pasamos de puta madre, anoche follo hasta el apuntador jejeje".

Era verdad, aunque me quedé con la duda si yo entraba en el cómputo de los 97 chulazos o era el apuntador.

Pero me daba igual.



Comentarios

  1. Desde luego tubieron un apuntador de lujo!

    Por un momento, se me ha disparado la imaginación para amarrarte de las cuatro extremidades y mientras tenía tu boca ocupada ofrecer tu culo. La gente parece que si hay mas de uno si se animan.

    Me ha despertado la curiosidad el de la capucha... que hacia alli? Que pretendía? Que consiguió?

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    1. Me encanta esa disparada imaginación, jejeje...
      Y es totalmente cierto que cuando hay algo en marcha, la gente se apunta con más facilidad, pero hasta ese momento, la gente es muy temerosa e indecisa.
      Supongo que el de la capucha estaba allí para que alguien lo usara. Yo solo le toque el penzoncillo como para darle ánimos. Más tarde, lo ví en otra sala, también de pie, pero sin conseguir nada. No sé más que fue de él.

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    2. Claro e hiciste muy bien, así no se sentía tan solo. Compadreo de "perrotes".

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  2. Leyendolo me he identificado. Yo también me he sentido como un mono entre tanto rio bueno en algún sitio así jajaja. Pero a ti, al final, te salio muy bien

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    1. Es que me propuse a que no tenía que salir mal. Ya me hubiera conformado a como estaba saliendo a mitad de relato, pero mira, salió mucho mejor de lo imaginado.
      Muchas gracias por comentar :-)

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  3. Bonita progresión y "final feliz" en todas sus acepciones. Lo celebro ¡ya tocaba!

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    1. Pues si, fue una noche con final muy feliz.
      Aunque no me podía quejar de las noches anteriores.
      Pero lo más intenso de esos días ocurrió justo al día siguiente de este relato.
      El último día.

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  4. Extraordinaria y exitosa tarde Perrete.Triunfaste aquella tarde. Y has triunfaó conmigo en esta mañana de Navidad.Leyendo tu relato me he calentado de tal manera que he acabado haciéndome una paja.Así que muchas gracias!!!

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    1. Sin duda una buena manera de empezar el día.
      Me alegro, jejeje ;-)

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  5. Apuntador y reportero por suerte! :)
    Un Saludo!

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  6. Realmente es posible "hacer el amor" de una manera tan tan intensa sin preparación previa, ni flores, ni velitas... jeje. Muy muy chulo!!

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    1. Es que hacer el amor y románticismo no están necesariamente ligados ;-)

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