El último día. Epílogo.




...Y después de la última noche, aún quedaba el último día, antes de iniciar el viaje de regreso.

Mi intención era de pasarlo lo más relajadamente posible, así que, como casi cada día, me fuí a media mañana a la playa de Benalnatura, una pequeña cala nudista a pocos kilómetros de Torremolinos, muy cómodo y fácil de llegar, pues tenía la parada de bus a apenas 50 metros de mi alojamiento y una vez a la llegada, 10 minutos andando de buen camino.
Allí me quedé, tumbado en la arena, leyendo a ratos o paseando de un lado a otro de la cala, sentándome en las rocas, o de pie, mirando a la desacomplejada gente o al infinito mar.
De tanto en tanto me daba un chapuzón en la gélidas aguas, cosa que, a fecha de hoy, sigue asombrándome aunque me dieron la explicación de ello.
No me atrevía ir a las caletas próximas, que me habían comentado que a veces había rollete, básicamente por que no confiaba en mi equilibrio por aquellas rocas, y también pensando en que a aquellas horas tampoco habría plan, aparte que ligar en la playa nunca ha sido lo mío.
Bocata y cerveza en el chiringuito a la hora de comer, y vuelta a la habitación para hacer la siesta y escribir el borrador de la noche anterior.
Básicamente como casi todas las mañanas, salvo un par, que en vez de la playa de Benalnatura, me quedaba en la playa de La Carihuela, y luego comía por el pueblo.

Y es cierto que quedé tentado de ir a conocer la sauna que me faltaba por conocer, la sauna Atlas, pero la escasa animación del primer día en la Apolo Sauna Cabaret, que ya me fue bien porque recién llegado no me apetecía mucho jaleo, el cierto desengaño de la Terma Sauna Miguel, que iba con grandes perspectivas de sexo y guarreo por relatos que había leído pocos años atrás de un ciberamigo que la frecuentaba, y las dos intentonas de entrar en esta durante la semana que no se llegaron a materializar, no sumaron suficientes puntos a su favor para recibir mi visita. Tal vez otro año.

También me pasó por la cabeza dejarme caer por el Free Eagle, pues esa tarde hacían la fiesta sin camiseta, que varios me habían recomendado.
Pero después de todas las decentes, pero en pelotas, mañanas en la playa, la fiesta nudista en The Factory, las dos noches del Qüero Gay Bar y la Naked party del Querell, esta de "sin camiseta" no me seducía lo suficiente y me parecía bastante anodina. Así que, también tal vez, quedaba para otro año.

Y en resumidas cuentas, tampoco quería estropear con nada, el regusto de tan espléndida última noche, y en general de todas las vacaciones que, en todos los sentidos fueron muy equilibradas.

Comidas y cenas más bien ligeras, salvo un par de excepciones.
Playa, lectura, relax por las mañanas. Siesta, escritura, lectura y en alguna ocasión sauna por la tarde. Y distracciones morbosas por la noche.
De alcohol muy moderado, pues combinaba con Red Bull, y muchas veces no sentía la necesidad de apurar las cervezas, y si las tenía que dejar por que no me apetecía más beber, o estaban calientes o quería cambiar de local, simplemente lo hacía.
Aunque parezca mentira, eso lo aprendí este año !.

Socialicé un poco más que otros años, gracias básicamente a la aparición de Juan el Abulense (que aparece en varios posts), con el que me encontraba curiosamente en los mismos locales, hablaba o sexeaba sin más compromiso que el que nos apeteciera en ese momento, y el señor del Free Eagle.

De sexeo hubo de todo, desde actitud activa por mi parte (sorprendentemente), y entendiendo activo como el que folla, pasando por una inesperada minisesión de pissing, mi primer fisting, alguna intensa mamada y otras insustanciales, un polvazo inolvidable, un polvo de a dos, momentos muy morbosos y otros aburridos. En fin, un poco de todo, sin mucho de nada.
Y no cerré ningún local, pues me fui del último de cada noche quedando algunas horas por delante, tal vez excepto la última en el Men's, que por la poca gente que ya quedaba debían de faltar minutos para que chaparan.

Y así acaba mis aventurillas por Torremolinos contadas en 18 posts que comencé a publicar a finales de septiembre, y creyendo que acabaría en un par de meses, se ha alargado a cinco.

Bueno, en cualquier caso espero que las hayáis disfrutado, al menos un poco, o como yo al vivirlas, o revivirlas cuando iba escribiendo y publicando los posts.



Comentarios

  1. He disfrutado cada uno de los posts donde has ido narrando tus andanzas sexuales por la costa malagueña. Hemos conocido tus lectores curiosos locales,los no menos curiosos personajes que por ellos se mueven. En resumén para mi:sana envidia Perrete.
    Ah lo del frio del agua de esa zona es por la corrientes que se generan desde el Estrecho de Gibraltar, donde el mar Mediterráneo se encuentra con el oceáno Atlántico.
    Espero con ganas tu próximo post.
    Un besote feisamigo

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    1. Muchas gracias por seguir leyendo mis posts y comentar.
      Si, por mucho que los locales se parezcan en muchos aspectos, siempre se encuentra uno con gente o situaciones que te sorprenden. Cada salida es una aventura aún sin escribir.
      Sí, si es por eso. De hecho es lo que me imagina pero aún así me costaba creer, por la distancia. Desde luego que para refrescarse y para la circulación va muy bien ;-)
      Bueno, el próximo post sólo será un post de transición. No hay ninguna aventura, ni historia, sino una recapitulación y declaración de intenciones, básicamente, que por cierto publicaré mañana.

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  2. Esto ha sido mejor que la guía Spartacus.

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    1. Hombre, hay que reconocer que estaba muy bien. No era para ponerse cachondo, pero como guía servía. Aunque había mucho AYOR, jajaja... Por cierto, hablo en pasado.¿Aún existe?. Casualmente hace muy pocos días tiré a la basura la guía Spartacus del '89 que aún conservaba, no porque me fuera útil, sino por añoranza.

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  3. Pues sí, todavía se publica aquel gran tomazo y hace unos años se empezaron a publicar ediciones separadas solamente de saunas o de hoteles.

    ¡Qué recuerdos! Efectivamente, con la guía Spartacus aprendí el significado de AYOR.

    Al llegar al aeropuerto de alguna ciudad importante por trabajo, si disponía de tiempo, no dejaba de visitar la sex-shop para hojear la guía y tomar nota mental de algunas reseñas sobre la ciudad en cuestión, no tanto por no comprar la guía, sino por no atreverme a llevarla conmigo.

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