La última noche IV ( Corre la leche )





(Continuación)

Salté dando un brinco como si hubiera tenido un resorte o un muelle en el culo.
Y con una mano en el cuello, en el punto donde había notado la rozadura del pitillo, y otra en los calzoncillos que intentaba subirme, con un simple "lo siento" me dí la vuelta y me fui, camino del lavabo.

Quería verme si realmente me habia llegado a quemar.
Aparentemente no había rastro de marca alguna, al menos, a la luz ambiental del momento.
Y no sería hasta el día siguiente, con luz de día, que pude comprobar que así fue.
Ni siquiera una rojez.

Lo que quedó evidente es que el muchado no tenía claro el concepto de la palabra "moderada".
Creo que no es muy compatible con quemar, o pretender quemar, a un desconocido con el capullo de un cigarrillo, a la primera oportunidad sin hablarlo, ni menos consensuarlo.

Eso sí, cuando salí del lavabo me preguntó si estaba bien.
Algo es algo.

Bajé un rato de nuevo a la zona del bar para centrarme un rato y refrescarme con la aún inacabada cerveza.
La noche no había empezado muy animada, pero el rato que llevaba en el Qüero, con la sesión de improvisado fisting y la movidita de después, casi compensaba esa y varias noches.

Aquella noche también parecía la de los parecidos.
Si antes el tipo que me había dado las hostias me recordaba al innombrable, entre los clientes que habían llegado a posteriori había uno que me recordaba mucho al actor español Willy Toledo, aunque con coletilla y unos cuantos años menos.
Andaba sólo y no parecía mostrar interés por nadie.

Cuando de nuevo subí, con nueva cerveza fría en mano, me encontré a dos tipos de buen ver montándoselo entre ellos, donde antes había visto los otros dos follando, en el lado opuesto a rincón del sling, y junto a ellos, un tío grandullón con el torso desnudo, mirando el espectáculo, y al cual me acerqué y comencé a toquetear su peludo pecho.

Como se dejó, no tardé en mordisquear sus pezones, los cuales llegaban justo a la altura de mi boca, lo que no suponía ningún esfuerzo por mi parte.
También parecía que lo aceptaba sin problemas, así que decididamente pasé a meterle mano a aquel pollón que se intituía por el paquete del pantalón, junto a par de gordotes huevacos.

Solo se dejaba hacer.
Él no intervenía más que en mirar a los otros dos y echar tragos de cerveza, hasta que bajé a mamarle tan hermoso cipote, que fue cuando ya comenzó a agarrarme de la cabeza para marcar su propio ritmo en la mamada, que pronto se convertiría en follada de garganta en toda regla, amenizado por el de las hostias, que se dispuso a su lado, y me iba dando collejas, a la par que iba comentando.

- Te la mama bien, eh?-- Es muy cerda!- decía refiriendose a mí.

Él tío no le hacía mucho caso, no sé si era porque no le entendía, y yo tampoco, si bien, me ayudaba a ponerme, si cabía, más cachondo.

Hasta que llegó el momento que me presionó mi rostro bajo sus huevos, y mientras se la cascaba, acabó corriéndose en el suelo.

¿Que le hubiera costado, digo yo y ya puestos, haberse corrido en mi cara o cuerpo?. En fin.

Volví a bajar, a refrescarme y coger fuerzas, y cuando subí me senté de nuevo en el taburete junto al sling.
No tardó en aparecer por allí el Willy, que sin muchos titubeos se sacó la polla y me dió de mamar.

Me gusta la gente que, en estos sitios, se muestra desinhibida y sin complejos.

Durante la mamada, el tipo, de repente se alejó un par de pasos hacía atrás, lo cual me supuso dejar de estar sentado y tener que, en este caso, arrodillarme para seguir comiendo aquel manjar.
En aquella posición estuvimos poco rato, pues de nuevo, en plena acción, se alejó de nuevo para ir a sentarse al otro lado, donde habían follado los dos primeros y liado los dos segundos. Al rincón donde la gente le daba por follar, como pude comprobar en mis propias carnes, cuando después de seguir mamándole y el acariciarme la cabezota, se puso en pie, me dió la vuelta y zasca, "pa' dentro" !.

Pim, pam, sin un "¿Quieres que te folle?" de por medio.

Así me gusta.
Gente con actitud, jejeje.

Fue una bonita follada, pero cuando llegó su momento, la sacó y se corrió también, como el grandullón anterior, en el suelo.

Otra vez!- pensé- Ainsss... quién fuera suelo!.

(continuará, ya con el último capitulo)


Comentarios

  1. Cuanta razón tienes y cuan a menudo se echa en falta algo o mucho más de actitud (o su variante, que yo llamo "afición") y eso vale tanto para un lado como para otro, si es que se pueden definir "lados" ...

    Y lamento que el título entre paréntesis no se te aplicara directamente sobre tu epidermis, espero que en algún momento posterior te hayas resarcido debidamente. Y si no, haz un llamamiento, que seguro que encontrarás más de un voluntario ...

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    1. Todos más o menos pecamos de algo. Yo, por ejemplo, de indecisión a dar el primer paso, pero una vez puestos... ;-)
      Resarcido, bueno, hubieron unas cuantas ocasiones más esa noche para salir duchado de semen machorril.
      En el próximo post lo cuento.

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  2. Bueno, me alegra ver que al menos no te cortó el rollo totalmente y pudiste seguir disfrutando de la tarde y pasártelo razonablemente bien.
    Estoy de acuerdo en lo que comentas de la actitud, lamentablemente en los sitios de cruising se está perdiendo mucho y año tras año es más evidente. Antes no había día que no llegaras y dieras con gente que iba directa al grano, un par de miraditas, un me saco la polla, un me la chupas y tan guay. Ahora el ritual, en muchas ocasiones, se hace excesivamente largo y la decisión de antaño ha quedado muy relegada...

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    1. Es curioso cuando se supone que la gente está más liberada.
      No será que con esto de las apps y ligoteos por red, se ha perdido mucho de la interactuación física?

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  3. Con lo que me gusta a mi regar a mi perro con mi leche... a ver el siguiente post que nos cuentas ;)

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    1. Jeje, doy fe!!

      P.D: A mí también me mola mordisquear los pezones :P

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    2. Siempre es un placer añadido recibir la leche en el cuerpo/cara...
      Obviamente mucho más si es la del Amo :-)

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  4. Divino tesoro las lefadas de los machos, no entiendo como les da por desperdiciarla tirándola al suelo.

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    1. Mínimamente podrían preguntar, como algunos sí hacen

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