Entre miradas y breves mamadas. Un día tranquilo de transición.





No sé como, pero el tipo había aparecido en el otro lado de las rocas, pasado el pequeño entrante de mar.
Ni idea de por donde había bajado, pero lo que quedaba claro es que estaba loco si pensaba que iba a hacer lo mismo, pasara por donde pasara, y que a todas luces, era lo que él quería.
O tal vez no.

Tras cruzarse conmigo, se había parado a unos pasos más allá, para mirarme y darme un repaso.
Anduvo varios pasos y volvió a hacer lo mismo. Desapareció unos minutos, y al asomarse de nuevo en el otro lado, continuó mirando.
Al menos, parecía una invitación a seguirle.
Minutos antes, en el mismo sitio pero en dirección contraria, me había ocurrido lo mismo con otro tipo.
En esa ocasión, el lugar de destino, en vez de ser unas rocas intransitables, era la playa abarrotada de gente.

A veces me cuesta leer los pensamientos de la gente.
Será por eso que no ligo en las playas. No entiendo las miradas, si no la acompaña de algún otro gesto o palabra.

Pero bueno, al menos podía ya dar fé que podía haber algo de rollo en la playa de Benalnatura.

Me habían comentado en varias ocasiones que se podría encontrar, principalmente por la zona de las rocas.
Tampoco era una cosa que me sorprendiera demasiado, siendo una cala nudista, pero fuera de los tonteos entre la gente de la misma playa, que uno no sabe si son espontáneos entre desconocidos o amigos, no había visto nada especial.

Supongo que en horas menos concurridas, y en la parte opuesta de la playa, que tiene un acceso más "fácil" a otras minicalitas, se puede intimar más y mejor.
Pero solo es una suposición, pues no he llegado a pasar a esas calitas, por mi poca confianza en mi equilibrio.

No pasó nada, evidentemente.
Fue un día de playa muy tranquilo, tanto que, incluso de regreso al hotel me eché una siesta de más de cuatro horas, levantándome a tiempo de buscar un lugar para cenar, pues al italiano que tenía pensado ir, el mismo del año pasado, también lo habían cerrado.

Sobre las 12 aparecí en el Men's bar, en el aparentemente había un poco más de ambiente que el día anterior, si bien gente sólo de tocamientos.
Excepto uno, que en un rincón, se ponía las botas mamando toda polla que se le acercaba, nada más interesante sucedió el rato que estuve.
Tiempo para un Red Bull e irme al Qüero a ver si alguna cosa más interesante se cocía.

Me quedé solo con mis bambas negras y el jockstrap rojo, y cerveza en mano, subí para la zona de cruising del pequeño local.
Poca gente, pero al rato ya se la estaba mamando a un señor de buena polla, pero carnes en declive, que al instalarse sobre el sling, y al nada de acomodarme, ví que aquello no iba a llegar a nada más que una mamada, sin más actuación e interacción por su parte.
Así que le dejé patiabierto sobre el columpio y me bajé al bar, a poca cosa más que hacer, que apurar la bebida.
Cuando volví a subir, una breve mamada a otro tipo que apenas sólo sacaba la punta del rabillo. No tardé nada en dejarle.

Sólo había un mulatillo joven e interesante, pero no me hacía ni puto caso.
Así que cambié de local.

No estaba a petar, pero había ambientillo en el The Factory.
Muchos tíos buenos, guapos, cachas y la mayoría jóvenes, o sea, nada que hacer.
Algún maduro que, obviamente, no se comían una rosca.
Aunque tampoco se puede decir que entre la gente de buen ver, fuera una comida de negros. Ni mucho menos.

Se producían escenas, sí, pero no siempre simultáneas, ni muy grupales, que bien podrían ser sacadas de una peli porno, pero en este caso en 3D, eventualmente con derecho a participar.
Que no era mi caso.

Uno de los tipos jóvenes, buenorro y vestido sólo sus botas y un práctico arnés se llevaba la mayoría de folladas. Uno le cogía sólo de las nalgas mientras se lo cepillaba, con algún casual manotazo sobre ellas.
El siguiente parecía cabalgar sobre él, cuando lo montaba, sujetándole del arnés, y dando fuertes nalgadas para arreciarle la calentura.
Así disfrutaron varios del potrillo.

Mientras, sobre el sling, uno a quién nadie hacía caso.

Me fui para la zona de los glory holes, y allí se la estuve mamando a un pollón, varias veces.
La asomaba por un agujero, se la comía brevemente y se iba.
Salía yo y me cambiaba de rincón, y él, por el otro lado procedía de nuevo con el mismo ritual.

Mira que hay gente rara!.

Al cabo de un rato, apareció un precioso nabo de tamaño perfecto para rendirme ante él oral y analmente, y ante el cuál procedí con esmero a darle un buen repaso con mi lengua juguetona.
En el punto del clímax, la polla se retira, su dueño la menea con una paja y tal vez se corriera, por que yo, nada más ví.

Que menos que premiarme con una lechada en la cara, no?

Fue en esas, aún boquiabierto y la cara de circunstancias, cuando apareció de nuevo por el glory hole el pollón de antes.
Sin embargo, esta vez, en su primera huida, vino a parar a mi lado, y aún agachado, me cogió de las axilas, me levantó, me dio la vuelta, me inclinó y me dio por culo.
Así tal cual.

Por otro motivo, aún seguía manteniendo cierta cara de pasmado, y aprovechando que aún tenía la mandíbula medio caída, el tipo se apresuró a pretender follarme la boca.
Ahí se quedó porque cierto olorcillo me tiró 'pa'trás'.

No quedaba allí nada más que hacer de 'voyeur' de las escenas porno que, puntualmente, sucedían, y que aunque estaban bien, hubiera preferido ser co-protagonista.

- ¿Que hora es?, le pregunté, al tío de la taquilla del Exxxtreme Cruising, cuando al ir a entrar me comentó que solo quedaba un cliente.
- Las tres - me contestó. Te recuerdo del otro día que viniste, prosiguió. La mejor hora siempre suele ser entre las doce y la una, más o menos. Y la mejor noche, el sábado.

Bueno era saberlo.
Sobretodo porque visto lo visto en el Men's y, en esta ocasión, también en Qüero, hubiera sido más acertado cambiar el orden de visitas.

Le dí las gracias y me volví ya para el hotel.




Comentarios

  1. Madre mía, que estrés. Jajajs

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    1. ¿Tu crees? Jajaja... Apenas el momento de los gloryholes por el tío que cambiaba todo el rato de lugar ;-)

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  2. Es curioso, lo de las rocas me recuerda a algunos osados que también transitan por otras rocas más cercanas geográficamente y a los que no me atrevo a emular, como te ocurrió a ti. Debe ser que nuestra afición por el riesgo disminuye con el tiempo y/o la edad?
    Yo, personalmente, me he vuelto totalmente acomodaticio a la tranquilidad (relativa, para bien) y seguridad de la sauna.
    Pienso que, para pocas ocasiones que tiene uno, mejor aprovecharlas en un lugar donde el éxito esté mínimamente asegurado, aunque a veces añoro aquellas mañanas follando bajo el sol.
    Por todo lo demás, noche variada relatada con la maestría de siempre que nos deja una vez más con el deseo de haberla vivido, aunque hubiera sido simplemente de voyeur.

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    1. Es por la experienca adquirida, que aprendes a calibrar entre el riesgo seguro (o máximo)asumido por un resultado más que incierto. Valoras si compensa o no.
      En este caso, partirme la crisma o morir ahogado era un riesgo inasumible por un incierto tonteo.
      La noche fue de tapeo, sin ningún plato especialmente fuerte, jajaja ;-)

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  3. Dinde esta el Men's?

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  4. Una vez más me ha encantado.La imaginación vuela y el calentamiento sube.
    Sigue así guapo

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